viernes, 17 de abril de 2009

NÉSTOR, MARCELO Y RICHELIEU

Armand-Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu, fue un prelado, noble y hombre de estado francés. Nombrado obispo en 1607, entró en la política, convirtiéndose en Secretario de Estado en 1616. Pronto alcanzó un gran poder en la Iglesia Católica y en el Reino de Francia, convirtiéndose en cardenal en 1622 y en el primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte, en 1642.
Alejandro Dumas lo inmortalizó en “Los Tres Mosqueteros”.

¿Y en qué se parece este muchacho a Néstor y Marcelo? En muy poco. En realidad, en una sola cosa: ocupar el poder real. A diferencia de su sucesor, el “Rey Sol”, Luis XIII era un monarca pusilánime que dejó todo el poder en manos del Cardenal.

Hace unos días se anunció que Tinelli se retiraba de San Lorenzo. La última reunión importante para el club se hizo en su productora. El ex Presidente, convertido en poder real, maneja todo desde la residencia de Olivos.

¿Qué diferencia, además de lo obvio, a Richelieu de Néstor y Marcelo? Que tenía un poder, para la época, legítimo.

Los socios del Ciclón eligieron como presidente a Rafael Savino y los argentinos eligieron a Cristina Fernández de Kirchner. Ambos crearon un poder ilegítimo, entregándole las decisiones centrales a gente que no eligió nadie.

Así están el fútbol argentino y la Argentina toda.

martes, 7 de abril de 2009

TREINTA AÑOS EN TREINTA HECHOS

Se cumplieron treinta años del “grondonato”. El 6 de abril de 1979 Julio Humberto Grondona, presidente de Independiente y fundador de Arsenal de Sarandí asumía como titular de la AFA.

Muchos hechos relevantes se dieron en estas tres décadas del fútbol argentino. Con sus más y sus menos. Quiero tomar sólo treinta como ejemplo.

(+) Que una misma persona haya sido electa y reelecta durante tanto tiempo. Eso habla de coherencia y decisiones positivas.

(-) Que una misma persona haya sido electa y reelecta durante tanto tiempo. Eso habla de actitudes camaleónicas, inconsecuencias y enjuagues.

(-) El paternalismo y, por qué no, autoritarismo, aceptado con mansedumbre por el resto de la dirigencia.

(-) El toma y daca para tener “contentos” a los dirigentes de los clubes y asegurarse de que levantaran la mano cada vez que era necesario.

(-) Las prebendas tales como cientos de viajes a los mundiales para esos dirigentes y sus acompañantes, pagados por la AFA, también para asegurarse las sucesivas reelecciones.

(-) El manejo de los árbitros.

(+) Haber logrado un puesto de máxima responsabilidad en la FIFA.

(-) ¿Le sirvió de algo al fútbol argentino como un todo ese puesto de Grondona en la FIFA?

(+) La época en la que Grondona era presidente de la AFA.

(-) La época en la que Grondona, por ser vicepresidente de la FIFA dejó de ser presidente de la AFA, pasando a dirigirla a control remoto.

(+) El ciclo de Pekerman al frente de los juveniles, pródigo en títulos.

(-) Que el ciclo de Pekerman al frente de los juveniles no produjera jugadores de reemplazo para el equipo mayor.

(+) Que equipos chicos hayan salido campeones como nunca antes.

(+) Que equipos grandes se fueran al descenso.

(-) La introducción de los promedios para que nunca más un grande descendiera.

(+) Haber elegido a Bilardo y haberlo sostenido en sus peores momentos hasta la coronación en México ’86.

(-) El zigzagueante camino para elegir a los sucesores de Bilardo: Basile, Passarella, Bielsa, la renovación de Bielsa, Pekerman, otra vez Basile, Maradona.

(-) El escandaloso contrato con Torneos y Competencias y sus sucesivas renovaciones, como ejemplo más rampante de los cientos de oscuros contratos celebrados en todos los rubros.

(-) El dinero derrochado (por ser suave) en todos los rubros por no haber llamado a licitación para los distintos ítems: televisación, viajes, etc.

(-) La nula disposición a enfrentar en serio el grave problema de la violencia del fútbol.

(-) El manejo de y con periodistas y medios “amigos”.

(-) El rechazo a cualquier tipo de crítica, bien o mal intencionada.

(-) El mando directo, aunque se lo niegue, del Tribunal que da Pena, oficialmente llamado Tribunal de Disciplina Deportiva.

(+) Haber conseguido la influencia que tiene en la Confederación Sudamericana.

(-) El manejo de esa Confederación a través de su socio Eduardo Deluca, aportándole la misma falta de transparencia y los mismos vicios que tiene la AFA.

(-) La vulneración de los Estatutos y Reglamentos de la AFA cuando servía a sus fines.

(+) La AFA rica.

(-) Los clubes pobres.

(-) El entorno, integrado por gente cuyo único mérito es ser amigo del “Jefe”.

(-) Como toda persona que se cree inmortal, no tener a nadie capacitado para sucederlo.

jueves, 2 de abril de 2009

LA ALTURA DE LA SELECCIÓN

La Argentina jugó mal como nunca y perdió como nunca.

Creo que ese es el primer punto para intentar pararse ante el histórico 1-6 propinado por Bolivia.

El otro es el recurrente tema de la altura. Todos opinan sobre él, aunque la mayoría no subió ni siquiera una escalera. Muchas veces selecciones argentinas jugaron en La Paz. Les fue bien, mal o más o menos. Nunca pasó algo como lo de ayer.

La altura tiene sobre los organismos no acostumbrados a ella una incidencia física innegable. Y no es siempre igual, aún para la misma persona. También influye la época del año, el clima específico de ese día y muchos otros factores.

Pero también hay un factor psicológico importantísimo. Además de jugar en la altura hay que prepararse también mentalmente para hacerlo. Y los mensajes de los sucesivos técnicos argentinos, aún contrapuestos, han influido de manera negativa en los distintos planteles.

El terror que le tenía Passarella se lo transmitió a sus jugadores y así nos fue. Bielsa lo minimizó. Maradona, casi por cuestiones ideológicas, lo negó redondamente. Había jugado un ratito un partido con el presidente boliviano Evo Morales en protesta por la decisión (luego revista) de la FIFA de prohibir disputar encuentros en La Paz. Y está muy bien. Bolivia juega donde siempre y así debe ser. Pero de eso Diego extrapoló que la cosa era lineal y que se podía actuar como al nivel del mar. Así le fue ayer a la Argentina.

Pero no nos cebemos. Hay que extraer lecciones, corregir errores y seguir adelante con la vista puesta en ganar la final de 2010.

miércoles, 1 de abril de 2009

¿QUE MURIÓ QUIÉN?

Creo que es la pregunta que se hacen muchos menores de 30 para quienes Raúl Alfonsín es sólo un nombre. Y ara algunos ni siquiera eso.

Alfonsín trajo por primera vez la hiperinflación a la Argentina, nos engañó con el "¡Felices Pascuas, la casa está en orden!", acordó las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, transó con Menem para modificar la Cosntitución cuyo preámbulo había recitado para llegar a la Presidencia, se rodeó de ineptos e impresentables, y armó la Alianza y contribuyó a su caída.

Pero Raúl Ricardo Alfonsín fue mucho más que eso. Fue el primer presidente de la democracia recuperada. Y hoy, a 25 años vista, su figura de honesto y demócrata se agiganta. Por suerte eso ocurrió antes de su muerte, como para recibir en vida más de un merecido homenaje.

El paso del tiempo le hizo justicia. Por mérito propio y porque ninguno de sus sucesores le llegó a la suela de los zapatos.

Por el histórico Juicio a las Juntas. Porque se opuso duramente a la dictadura y defendió a los perseguidos por ella en épocas en las que entrañaba riesgo de vida. No necesitó inventarse un inexistente pasado de luchador. Lo fue. Mientras Menem lloraba en su cómoda prisión, De la Rúa no aparecía, Duhalde se refugiaba en su inmobiliaria y Kirchner hacía fortuna embargando a los infortunados deudores de la 1050.

Por eso y por mucho más, a la hora de su muerte no cabe otra cosa que la paradoja de gritar: "¡Salud, Alfonsín!".