La Argentina jugó mal como nunca y perdió como nunca.
Creo que ese es el primer punto para intentar pararse ante el histórico 1-6 propinado por Bolivia.
El otro es el recurrente tema de la altura. Todos opinan sobre él, aunque la mayoría no subió ni siquiera una escalera. Muchas veces selecciones argentinas jugaron en La Paz. Les fue bien, mal o más o menos. Nunca pasó algo como lo de ayer.
La altura tiene sobre los organismos no acostumbrados a ella una incidencia física innegable. Y no es siempre igual, aún para la misma persona. También influye la época del año, el clima específico de ese día y muchos otros factores.
Pero también hay un factor psicológico importantísimo. Además de jugar en la altura hay que prepararse también mentalmente para hacerlo. Y los mensajes de los sucesivos técnicos argentinos, aún contrapuestos, han influido de manera negativa en los distintos planteles.
El terror que le tenía Passarella se lo transmitió a sus jugadores y así nos fue. Bielsa lo minimizó. Maradona, casi por cuestiones ideológicas, lo negó redondamente. Había jugado un ratito un partido con el presidente boliviano Evo Morales en protesta por la decisión (luego revista) de la FIFA de prohibir disputar encuentros en La Paz. Y está muy bien. Bolivia juega donde siempre y así debe ser. Pero de eso Diego extrapoló que la cosa era lineal y que se podía actuar como al nivel del mar. Así le fue ayer a la Argentina.
Pero no nos cebemos. Hay que extraer lecciones, corregir errores y seguir adelante con la vista puesta en ganar la final de 2010.
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1 comentario:
Para utilizar una imagen que él mismo popularizó, a Diego "se le escapó la tortuga".
Desde la obsesiva militancia antialtura de Passarella hasta hoy, ningún técnico -cada uno con su matiz- ignoró ni minimizó los insosloyables efectos de la altura.
Una cosa es que él reivindique el derecho de los bolivianos a jugar donde siempre lo hacen y otra es que pase por alto el comprobado perjuicio que les genera a quienes llegan desde el llano.
Vamos a ver si de esta paliza, que afortunadamente no tiene más efectos que el escarnio mediático, saca alguna enseñanza.
Un gran abrazo.
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