Fernando De la Rúa se ganó a pulso su fama de lento, de “dormido”.
En una recordado sketch para el programa de Tinelli, Kirchner, entonces Presidente, abrió las puertas de la Rosada y, mostrando la cama, le dijo a un Freddy Villarreal caracterizado como De la Rúa, “ahí está el lugar en el que te pasabas todo el día vos”.
El mismo síndrome de siesta parece haber afectado al kirchnerismo. Más que siesta parece un largo sueño. Después de cinco años se dieron cuenta de que Redrado era menemista. El mismo tiempo les llevó avivarse de que Clarín es un pulpo. Mientras, tuvieron relaciones carnales.
Tres años tardaron para descubrir que el corte de un puente internacional es un delito. Mucho tiempo lo avalaron y Néstor dijo allí que “la causa de Gualeguaychú es una causa nacional”. Casualmente, Clarín fogoneaba contra las pasteras.
Hoy se convencen de que hay que cumplir con las leyes y quieren meter presos a los que, no hace mucho, el mismo gobierno decía que con el corte sólo ejercían su libertad de expresión. Y se acuerdan de una orden que emitió un juez hace dos años y que, hasta ahora, ignoraron olímpicamente.
Causa gracia el gobierno cuando se “despierta” y se da vuelta como un panqueque. No. No causa gracia. Es una muestra de cinismo insoportable.
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