La idea base de la pareja gobernante es que el periodismo es una porquería.
Lo malo es cuando nos empeñamos en darles la razón. Como en el caso de la médica cubana Hilda Molina.
Breve reseña para quienes no estén al tanto. Enorme profesional y cuadro de la Revolución, creó el CIREN, el centro de rehabilitación que fue bandera del régimen como demostración de sus logros en el campo de la medicina. El problema surgió cuando ella se opuso a que se le diera prioridad a los extranjeros por sobre los cubanos. La dictadura, hambrienta de dólares tras la caída de la URSS, pensaba lo contrario. Y el propio Fidel Castro actuó. Ella, congresal del PC, renunció a su cargo, al partido y comenzó su calvario. Nunca más pudo salir de su país. Su hijo se casó con una argentina y vive en Buenos Aires desde hace quince años. Aquí nacieron sus dos hijos, los nietos que Hilda Molina recién ayer pudo conocer. Su anciana madre pudo salir de la isla hace apenas unos pocos meses.
El caso fue una espina en la relación bilateral, revitalizada desde la asunción de Néstor, después de años de apoyo argentino a las condenas al régimen cubano en los organismos internacionales de derechos humanos. Sin embargo, justo es reconocerlo, ningún gobierno hizo tanto como el de los Kirchner por el reencuentro de la doctora Molina con su familia. Aunque en su momento le haya costado el puesto a Eduardo Valdez, mano derecha de Rafael Bielsa cuando era Canciller. No se pueden hacer olas. Los movimientos deben ser silenciosos. No hay que molestar al amo de la vida y la muerte, de la libertad y la prisión de millones de cubanos. El dictador (RE) Fidel Castro no puede ser importunado. Y menos de manera pública.
Por eso, la cuestión se convirtió en bandera de la lucha por los derechos humanos.
Hasta que nos desayunamos con la noticia de que a Hilda Molina se le permitía venir a la argentina porque su madre estaba muy grave.
La gestión la hizo personalmente la médica con Raúl Castro. Y debió dar su palabra de honor de que iba a retornar. ¿Qué gobierno puede someter impunemente a uno de sus ciudadanos (a todos sus ciudadanos) a semejante trato? La Cuba de los Castro.
Allí empezó el manoseo argentino del caso. La Presidente, en un intento vergonzoso, quiso arrogarse los méritos. Para ello se comunicó, por primera vez en seis años de gestión conyugal, con los periodistas acreditados en la Casa Rosada. La misma doctora Molina debió desmentirla. Diplomáticamente.
Y aquí aparecen las miserias de la prensa. El diario "La Nación", para restarle méritos a la pareja matrimonial, decidió que su título principal del sábado era la situación de las "empresas recuperadas en manos de los trabajadores". Si parecía un pasquín del Partido Obrero o del MST. Por supuesto que, a contramano de lo hecho en todas las demás ocasiones, el boletín oficial llamado "Pagina 12", le dio toda su tapa. Aunque haya resaltado, claro, a la jefa de Estado y el "humanitarismo" de Raúl Castro, parecía "La Prensa" de los Gainza. "Clarín", de manera paradójica, quedó como el justo medio.
A veces nos empeñamos en darles la razón a los Kirchner de que le periodismo es una porquería.
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1 comentario:
disculpa con respecto a tu comentario anterior de lso medios le dijiste ahora que volviste a competencia A Victor Hugo lo que pensabas de él y si no te moelsta queria un mail tuyo para hacerte una nota para una agencia de noticias www.cfin.ar
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