Treinta años han pasado desde el día en que un país fue feliz. La Argentina, país que primero piensa en fútbol y después vemos, por primera vez salía campeón mundial.
Inolvidable. El campeonato, Kempes, el marco, el Pato, los papelitos, Passarella, el partido, los nervios, Gallego (¡qué campeonato jugaste, Tolo!), el rival, “el que no salta es un holandés”, el Obelisco, los festejos, el gobierno.
Sí, el gobierno. Al día siguiente hubo fiesta en el colegio. Yo estaba en tercer año de la secundaria y cada recreo era para celebrar. Un grupo grande de estudiantes fue a Plaza de Mayo. Yo no. Pero pudo haber sido. Cuando se derrumbaba la dictadura muchos nos comenzamos a enterar del horror que hasta entonces ignorábamos. Y éramos tan estúpidos que nos comíamos la galletita de la “campaña antiargentina”. Como en todas las dictaduras la identificación entre gobierno, Estado y país era total. Entonces, sostener que Videla, Massera y compañía eran una caterva de asesinos, era decir que todos los argentinos lo éramos.
Y así como muchos lo ignorábamos, no se puede sostener que los jugadores fueron cómplices. Passarella o Gallego han tirado muchos rivales contra el alambrado. Pero no tiraron al Río de la Plata a prisioneros de la ESMA. Eso sí. Invito a los que puedan a volver a ver los partidos de hace treinta años y comprobarán lo feo que jugaba esa selección.
Para arriba es otra cosa. Menotti no ignoraba nada de lo que pasaba. Y se abrazaba con los jerarcas de la dictadura. Y llevó el razonamiento anterior a sus trabajos. Criticarlo a él, o cómo jugaba su equipo, era criticar al país. Y hubo un decreto que prohibía hacerlo. Cuando transcurrió el tiempo siguió utilizando esa misma táctica. Decir que era una barbaridad jugar permanentemente con la trampa del off-side era atacar la historia de los equipos que dirigía.
Por supuesto que el periodismo tuvo sus enormes culpas. Hablar de Muñoz es fácil. Fue la cara visible y, además está muerto. Pero Diego Bonadeo, que posa de impoluto resistente, también participó en “La Fiesta de Todos”, la película apologética perpetrada por Sergio Renán.
Y hubo otros peores y más escondidos. Una rata como Aldo Proietto, que hoy pontifica en el programo de Niembro, fue Jefe de Informaciones del EAM bajo las órdenes directas del almirante Lacoste, capo del fútbol argentino por esos años. Proietto, quien terminó enterrando “El Gráfico”, sostenía por aquel entonces “quien esté contra el Mundial será un enemigo del país”.
Muchos, e incluyo a los jugadores, no sabíamos. Muchos sí sabían y callaban. Muchos sí sabían y alentaban a la dictadura.
martes, 24 de junio de 2008
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2 comentarios:
Reinaldo, felicitaciones, muy buen post. Sólo una cosa: no sé que te habrán hecho las ratas para que las perjudiques tanto en una comparación.
http://reflexionesfutboleras.blogspot.com
Reinaldo, sos un asco, sos de terror!
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