lunes, 16 de junio de 2008

¿POR QUÉ DECEPCIONARSE?

No se decepciona, sino quien algo espera.

Una gran decepción me llevé en el Mundial 2002, cuando esperaba una revolución táctica de la mano de Bielsa. Sólo vimos un equipo irresoluto, obcecado y un técnico atado a preconceptos, que no supo cambiar sobre la marcha. El resultado es conocido: vuelta a casa tras la primera fase.

Cuatro años antes, en Francia, la gran decepción se la llevaron algunos (pocos) colegas que creían que Passarella era un nuevo Rinus Michels. Ocurrió lo que otros esperábamos: un gris sexto puesto para un equipo irremediablemente gris.

Hay argentinos que tienen una gran decepción con su país porque parten del presupuesto (errado) de que tendría que ser una mezcla de Estados Unidos, el Imperio Romano y lo mejor de Brasil y Suiza.

Hay futboleros argentinos que tienen una gran decepción con su seleccion porque parten del presupuesto (errado) de que tendría que ser una mezcla del Santos de Pelé, la Argentina del '86 y la Holanda de los '70.

Con esa convicción enfrentan cada partido o cada campeonato. Y eso genera decepciones. Como la de anoche. Agrandada por la convicción (en la que concuerdo) de que Ecuador es un equipo menos que mediocre. Se había comido 5 cada vez que bajó de Quito. Ayer planteó un gran partido. Desmenuzó todos los puntos flacos del conjunto albiceleste y los aprovechó.

Algo que no hizo Basile. Ni sus ayudantes. Ni sus dirigidos.

No tiene la clase de cuerpo técnico que vaya a sacar agua de las piedras. Nunca un conjunto del "Coco" será mejor que la suma de sus partes. Y algunas veces será menos. Si las individualidades no rinden, el equipo tampoco.

Y este domingo se volvió a ver algo de eso. Sigue vigente la maldición de la Generación Perdida de Passarella. Grandes estrellas de clubes. Jóvenes que se hicieron millonarios antes de haber jugado (ya no digamos ganado) algo importante. Grandes ganadores de campeonatos en sus equipos, que son mucho menos con la albiceleste.

Además, mal estado físico al margen, volvió a quedar claro que Riquelme no puede jugar junto a Messi. Cito a mi amigo JPVarsky: "Es mentira que los buenos jugadores se entienden siempre y se acomodan solos. Basile deberá elegir a uno de los dos como su próximo líder futbolístico".

Si Bilardo, que venía de juntar a Trobbiani, Sabella y Ponce, no pudo acomodar en el mismo equipo a Maradona, Bochini y Borghi, ¿por qué Basile habría de poder con Román y la Pulga?

Habrá que apostar a futuro. Riquelme ya tocó su techo (que en la Selección nunca fue muy alto) y Messi aún no. Y si se apuesta a futuro habrá que olvidarse de viejas glorias que no son tales y dejar de convocar a quienes han perdido todo lo que jugaron con la albiceleste, como Zanetti o Verón. Si no, en cualquier momento vuelven Orteguita y el Piojo.

La revancha está al alcance de la mano. Lamentablemente. Un golpeado Brasil aguarda en Belo Horizonte. Espero que si el resultado es positivo, no caigan en saco roto las experiencias del domingo.

2 comentarios:

Javier Giangiacomo dijo...

Mas de acuerdo, seria imposible estar, Reinaldo. Solo una duda, una enorme cantidad de seguidores de la seleccion no vemos un buen futuro en este equipo, ¿no estaria bien, ahora que estamos a tiempo, formar un buen cuerpo tecnico que comience seriamente a prepararse para salir campeones del mundo en Sudafrica? Desde ya, no creo que Basile logre mas que un gris puesto en el proximo mundial.
J.

Anónimo dijo...

Tanto Sergio y su padre juan Carlos se fueron decepcionados por la selección, la incomodidad de ir a la cancha, la butaca de madera vetusta, los baños rotos y con mal olor, la gaseosa que les vendieron rebajada con agua, el pobre espectáculo y el frrrrío de la noche...fue decepción y otras palabras, también.