George Herman Ruth, mas conocido como “Babe” Ruth, fue uno de los tres o cuatro mejores jugadores de beisbol de la historia.
Su venta por los Boston Red Sox a los New York Yankees en 1920, fue tan trascendente como la compra de Bernabé Ferreyra por parte de River. Pero con un aditamento. La furia que generó en los seguidores de los “Medias Rojas”. Y lo que, con el paso del tiempo, se dio en llamar la “Maldición del Bambino” (otro de los apodos de Ruth).
Desde ese entonces, el equipo de Boston, que había ganado cinco de las quince “Series Mundiales” disputadas hasta entonces, nunca más pudo triunfar en una, hasta 2004. ¡86 años duró la “Maldición del Bambino”!
¿Cuánto durará en el fútbol argentino la “Maldición de Torneos”? Parece de verdad que hubiese ocurrido algo así. Desde que Grondona cambió de socio televisivo, ni Boca ni River dan pie con bola. Para colmo, ni siquiera se pueden consolar con la desgracia ajena. Los de la banda, hace rato que están haciendo “méritos”. Pero que los xeneizes los acompañen en el infortunio es demasiado. Ambos se quedaron afuera de la Copa que no es la Libertadores casi al unísono y ayer los modestos Godoy Cruz y Arsenal les pusieron otro clavo en los respectivos ataúdes. ¡Si hasta parece que sus técnicos se van a ir al mismo tiempo!
Julio: ¿no le habrán echado una maldición la última vez que anduvo por su querido edificio de Balcarce y Venezuela? Si, encima, la selección está encendiendo a cada santo una vela para no quedarse afuera de Sudáfrica. Como diría el Mendieta: ¡Qué lo parió!
Mostrando entradas con la etiqueta Boca. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Boca. Mostrar todas las entradas
domingo, 20 de septiembre de 2009
martes, 2 de junio de 2009
UN PAÍS AL REVÉS, UN FÚTBOL AL REVÉS
Boca discute quién será su nuevo técnico cuando Ischia sigue sosteniendo que todavía no arreglaron su salida.
A esta altura, que las opciones sean Basile o Cúper, que es como decir el Everest o el Océano Pacífico, es casi menor.
Los entrenadores fueron ganando importancia de la mano de una cada vez mayor profesionalización. Con sus pros y sus contras. Pero desde el principio fueron el fusible. Y lo siguen siendo. Es más fácil despedir al técnico que a los veinte troncos que tiene en el plantel. Ni que hablar de que los dirigentes se hagan cargo de los fracasos. Sobre todo cuando, cada vez más, los jugadores llegan por iniciativa de la dirigencia o de sus allegados. Bien o mal negociados. En general, esto último. Y muchas veces POR negociados.
Entonces, chau al DT.
Hasta ahí, todo habitual. No me atrevo a calificarlo de "normal".
Pero siempre se inventa un nuevo curro. Desde hace un tiempo, el manager. Estoy hablando del fútbol argentino. En Europa lo son en serio.
El último manager designado fue Carlos Bianchi en Boca, por la bonita suma de 1.700.000 dólares al año. Que le "agradeció" a quien lo designó, el presidente Ameal, haciendo público que le confesó que lo había buscado porque él, el presidente de Boca, "no sabía nada de fútbol".
Así estuvo Bianchi cobrando su sueldo durante un semestre, sin que se supiera para qué. Ahora, en un arranque de "vergüencita", decidió él mismo reducirlo a la mitad.
No participó del despido de su amigo Ischia ni, por lo que parece, participará de la designación de su sucesor.
Pero no quiero personalizarlo, aunque sea el caso más notorio.
En general, los "managers" del fútbol argentino, sólo "están ahí", molestando a los técnicos y sin servir de nexo con la comisión directiva. Que tampoco es tan difícil que ella, o el Consejo de Fútbol, se reúnan con el entrenador.
Entonces, uno no puede dejar de preguntarse ¿para qué sirven los "managers" del fútbol argentino? Me temo que hay sólo tres respuestas posibles: para nada, para currar, o las dos cosas juntas.
A esta altura, que las opciones sean Basile o Cúper, que es como decir el Everest o el Océano Pacífico, es casi menor.
Los entrenadores fueron ganando importancia de la mano de una cada vez mayor profesionalización. Con sus pros y sus contras. Pero desde el principio fueron el fusible. Y lo siguen siendo. Es más fácil despedir al técnico que a los veinte troncos que tiene en el plantel. Ni que hablar de que los dirigentes se hagan cargo de los fracasos. Sobre todo cuando, cada vez más, los jugadores llegan por iniciativa de la dirigencia o de sus allegados. Bien o mal negociados. En general, esto último. Y muchas veces POR negociados.
Entonces, chau al DT.
Hasta ahí, todo habitual. No me atrevo a calificarlo de "normal".
Pero siempre se inventa un nuevo curro. Desde hace un tiempo, el manager. Estoy hablando del fútbol argentino. En Europa lo son en serio.
El último manager designado fue Carlos Bianchi en Boca, por la bonita suma de 1.700.000 dólares al año. Que le "agradeció" a quien lo designó, el presidente Ameal, haciendo público que le confesó que lo había buscado porque él, el presidente de Boca, "no sabía nada de fútbol".
Así estuvo Bianchi cobrando su sueldo durante un semestre, sin que se supiera para qué. Ahora, en un arranque de "vergüencita", decidió él mismo reducirlo a la mitad.
No participó del despido de su amigo Ischia ni, por lo que parece, participará de la designación de su sucesor.
Pero no quiero personalizarlo, aunque sea el caso más notorio.
En general, los "managers" del fútbol argentino, sólo "están ahí", molestando a los técnicos y sin servir de nexo con la comisión directiva. Que tampoco es tan difícil que ella, o el Consejo de Fútbol, se reúnan con el entrenador.
Entonces, uno no puede dejar de preguntarse ¿para qué sirven los "managers" del fútbol argentino? Me temo que hay sólo tres respuestas posibles: para nada, para currar, o las dos cosas juntas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)