Un viejo chiste cuenta que hay una manifestación en Plaza de Mayo, donde todos cantan “¡cien-to-once, cien-to-once!”. Entonces, un viejo se acerca y pregunta de qué se trata, a lo que les responden que quieren que todo el mundo conozca las ciento once posiciones sexuales. El tipo se asombra: “¿111? ¡Qué lo parió! Yo conozco una sola: la vieja abajo y yo arriba”.
Silencio repentino. Estupor. Los manifestantes se miran entre sí y empiezan a cantar: “¡cien-to-doce, cien-to-doce!”.
No sé si les habrá causado la gracia que a mí cuando me lo contaron, pero voy más allá de eso.
Estoy pensando en un gobierno que toma decisiones en la posición “112”.
Así es como, cada mañana nos sorprende con alguna medida sólo decidida en la alcoba presidencial. Como, por ejemplo, el manotazo a las AFJP.
Ahora es el adelantamiento de las elecciones para neutralizar la jugada de Macri. Es el mismo gobierno que había creado una ley por la cual los comicios nacionales debían efectuarse el último domingo de octubre. Pero eso era cuando tenían todo el poder. Ahora que se les escurre entre las manos, recurren a esta manipulación por cuatro motivos: parar la sangría de sus filas, impedir de hecho el funcionamiento del Congreso a raíz de la campaña, evitar una sucesión de derrotas provinciales y un reconocimiento implícito de que la crisis se va a ir agravando de aquí al último trimestre.
Pero hay otra razón más importante y perversa aún. Si ganan en junio, todo bien. Si pierden la mayoría cada vez menos cómoda que ostentan, hacer pasar entre julio y diciembre todas las leyes que se les ocurran con una mayoría que a fin de año dejaría de ser tal.
sábado, 14 de marzo de 2009
“112” COMO MÉTODO DE GOBIERNO
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