Como tantas veces en mi vida, tuve esta semana la desgracia de tomar un colectivo que odio: el 24. Lo esperás 25 minutos y después vienen 5 juntos, pega 70.000 vueltas y siempre va lento. Para colmo se pasaron años robando a la gente con la primera sección de Provincia, que estaba en el Hospital Fiorito, a 10 cuadras de la anterior, en el Puente Pueyrredón. Y en cima, en el cuadro de tarifas (cuando existía) decía que entre una y otra había... ¡dos kilómetros y medio!
Pero esta vez comprobé algo que mi señora me había contado: lo incomprensible del diseño de un colectivo supuestamente para discapacitados. Es el modelo "AMO*I" de Carrocerías Ottaviano.
El que va en silla de ruedas, está claro, asciende por la puerta central, pero cualquier otro con movilidad reducida (anciano, embarazada, gente con chicos en brazos) que sube por adelante se topa con la cubierta de las dos ruedas, con la boletera mal colocada y los primeros asientos que parece que estuvieran a doscientos metros.
¿Quién diablos diseñó semejante esperpento? ¿Cómo las empresas los pueden comprar? ¿Cómo la inexistente CNRT lo permite?
sábado, 22 de diciembre de 2007
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