Se habla de la “alianza de conductas”. Es decir, la de Carrió y López Murphy. No tengo nada que objetarles y mucho menos en ese aspecto.
Quizás se dé. Pero esa coalición tendría muchos límites. A la izquierda de Carrió no tragan al ex Ministro y ella jamás se aliaría con Macri. Otra vez la cuestión ética. Fundamental. Pero ¿estamos preparados para ello? En el kirchnerismo (antes menemismo y antes aún, peronismo) conviven tipos de toda laya moral e ideológica: Quindimil, D’Elía, Kunkel, Solá, Scioli, y siguen las firmas. El peronismo nunca tuvo esos “pruritos” ¿Cómo se lo enfrenta entonces?
Pero supongamos que, de algún modo se dé una confluencia bastante amplia.
Imaginemos este escenario para octubre: la gente, harta de la corrupción y la soberbia del oficialismo, decide darle su voto a la actual oposición. Llegan a una segunda vuelta y le ganan a la fórmula integrada por la Senadora-consorte-candidata y el Radical Kash Julio Cobos.
Tendrían la Presidencia, con un, digamos 30% (en el mejor de los casos) de los Diputados y un porcentaje mucho menor de Senadores.
¿Cómo se gobierna, con un peronismo resentido y que maneja las dos cámaras y la mayoría de las provincias?
¿Cuánto tardarían en movilizarse los intendentes, la CGT, etc., para hacerles la vida y el gobierno imposibles?
Creo que sería terrible para la República una continuidad del actual oficialismo. ¿Pero resistiría la República semejante oposición si Carrió y su coalición llegaran al gobierno?
¿Hay opciones? Ojalá. Pero no las veo.
sábado, 25 de agosto de 2007
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