En el boletín oficial llamado "Pagina 12" escribió:
Da asco la mitad de Buenos Aires. Hace tiempo que lo vengo sintiendo. Es difícil de diagnosticarse algo tan pesado. Pero por el momento no cabe otra. Dícese así: “Repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa”, “efecto de decepción profunda ante la necedad general de una ciudad que supo ser modelo de casa y vanguardia en el mundo entero”, “acceso de risa histérica que aniquila el humor y conduce a la sicosis”, “efecto manicomio”. Siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces llevar por sus calles una corona de oro, que hoy les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida.
Y agregó que es
Gente egoísta. Gente sin swing. Eso es lo que la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quiere para sí misma.
No soy porteño. Ni de una mitad ni de la otra. Jamás votaría a Macri, pero me da asco este nabo que pretende erigirse en el guardián de la "bienpensancia".
¿Gente sin swing? ¿Qué tendrá que ver el swing con esa forma espástica que el rosarino guarda muy bien? Paso.
Como soy, a diferencia de Pito Faéz, respetuoso de las opiniones ajenas, defiendo que pueda expresarlo. Como yo también puedo expresar que él y su intolerancia me dan asco.
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