Muchos especulaban con un tenístico 6-1. Fue un 7-0 que, en el ping pong, termina el partido.
Hablamos de la resolución de hoy de la Corte Suprema que, mal que le pese a Bonafini, es Corte y es Suprema.
Resolvió del modo que todo preveíamos la medida cautelar que suspendía el artículo 161 de la Ley de Medios. Es decir, sosteniendo COMO SIEMPRE que la Corte sólo revisa sentencias firmes y no medidas cautelares.
¿Es así? ¿NUNCA revisa medidas cautelares? Para tantos que, de un lado y del otro, tocan de oído, el Tribunal recordó que sí las revisa cuando “medie cuestión federal bastante, conjuntamente con un agravio que, por su magnitud y por las circunstancias de hecho, resulte irreparable”.
Pido disculpas por la transcripción de una frase tan leguleya, pero creo que muchos “opinadores” podrán aprender algo y no sólo repetir cualquier cosa. Insisto. De un lado y del otro.
¿Qué es el artículo 161? El llamado de “desinversión”. El que obliga a los medios a “adecuarse” a la Ley (versión K) o que les da el exiguo plazo de un año, obligándolos a malvender y ser desguazados (versión anti K). Clarín argumentó que ello afectaba derechos adquiridos. ¿Qué derechos? Los que le dio el mismo Kirchner en su último acto de gobierno, cuando autorizó la impresentable fusión Cablevisión-Multicanal o, antes aún, cuando prolongó las licencias televisivas.
Los que se oponen a esta Ley se aferraban al fallo de hoy para demorar la aplicación de la misma. Los oficialistas, sin saber qué decir, usaban como argumento que el fallo por venir era vergonzoso por “cantado”, ya que los principales columnistas del país decían saber que el resultado iba a ser 6-1. De ahí inferían que esta Corte, estimada e incuestionable, en lo académico y en lo personal, había sido “operada” o hasta comprada por Clarín. De ser un lujo, pasaban a ser unos delincuentes.
Todo esto lo acalló la unanimidad del 7-0. El tribunal entero dijo que el juez de primera instancia debe llegar a un fallo definitivo y le dio un plazo, para que esta discusión no quede para las calendas griegas.
7-0. Lorenzetti y Zaffaroni. Highton de Nolasco y Fayt. Petracchi, Maqueda y Argibay. Todos. La historia no termina con esta goleada. Recién empieza. Salvo para los que creen que lo único importante de la Ley de Medios es ese artículo, demostrando que sólo les interesa quebrarle el espinazo a Clarín. Sin duda que hay que acabar con ese conglomerado nefasto. Para eso alcanza con la ley de Defensa de la Competencia. Y Kirchner, en ese entonces casado con “El Monopolio”, lo echó a José Sbatella cuando quiso aplicarla.
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