Abril es el mes más cruel, según Eliot[1]. Se ve que era un amargo al estilo de Fernando Pacini y Walter Vargas que aman el invierno, porque lo ven desde un café mientras mucha gente lo ve desde el agua que entra en sus taperas.
Como Eliot era del hemisferio norte, su abril es nuestro octubre. Siempre me gustó octubre. Y me sigue gustando. Disfruto el clima y algunos festejos personales.
Pero desde que me casé me resulta un mes muy cruel en cuanto a los regalos. El 9 y 10, aniversario de bodas. El 14, cumple de mi señora. El tercer domingo, en la fecha que caiga, Día de la Madre.
Amo a mi esposa, ¡pero comprarle los regalos! Odio, en general ir de compras y en especial comprar ropa o calzado. Para mí, no suelo tardar más de diez minutos. ¡Pero para mi señora! De movida hay que ir a cinco, siete o diez negocios. Que esto me gusta, pero no tanto; que estos zapatos me aprietan; que son demasiado abiertos o demasiado cerrados; que este vestido es muy lindo, pero muy caro; que volvamos al primero; que… ¡Uf!
Y encima no me sale decirle “tomá la plata y andá vos”, ni ir yo solo y elegirle lo que se me cante.
El clima es fantástico, pero en este aspecto, octubre es el mes más cruel.
[1] EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS. Primer canto de La tierra baldía [1923], de T. S. ELIOT, poeta angloamericano. ¿En serio te tengo que hacer esta aclaración?
miércoles, 17 de octubre de 2007
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1 comentario:
A mí también me gusta el invierno, ¿cuál es el problema con eso?
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