Como decíamos tiempo ha, después del heroico segundo puesto en el ’90, pasaron Basile, Passarella, Bielsa, la renovación del Bielsa, el abandono de Bielsa, Pekerman, otra vez Basile y, finalmente, Maradona. Todos fracasos.
Y hay un rostro de esos veinte años de fracasos. Es este:

Estuvo siempre en la foto del comienzo y nunca en la del final. Siempre en la de las sonrisas, nunca en la de las lágrimas. Es el “Vicepresidente del Mundo”, según sus propias palabras. Desde que llegó ahí, la selección argentina va de barquinazo en barquinazo.
Tras cada fracaso, los técnicos se fueron. Pero el que los designó sigue. Cuando Cavallo se fue tras sus desatinos, detrás de él se fue De la Rúa, el desatinado que lo nombró.
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