martes, 27 de julio de 2010

EL ÚNICO ROSTRO DE LA DERROTA

Maradona ya fue. O en realidad, nunca fue. Cometió muchos errores, pero la idea original era esa. “Papá, ponelo a Diego y nos lo sacamos de encima. Si gana, ganamos todos. Si pierde, pierde él”. Los que, palabra más, palabra menos, le dijeron eso a Grondona no fueron sus hijos afísticos Meiszner o Domínguez (ex presidente de Gimnasia que encontró en Viamonte casi un aguantadero). No. La idea fue de los hijos biológicos de Don Julio: Julito y Humbertito.

Como decíamos tiempo ha, después del heroico segundo puesto en el ’90, pasaron Basile, Passarella, Bielsa, la renovación del Bielsa, el abandono de Bielsa, Pekerman, otra vez Basile y, finalmente, Maradona. Todos fracasos.

Y hay un rostro de esos veinte años de fracasos. Es este:


Estuvo siempre en la foto del comienzo y nunca en la del final. Siempre en la de las sonrisas, nunca en la de las lágrimas. Es el “Vicepresidente del Mundo”, según sus propias palabras. Desde que llegó ahí, la selección argentina va de barquinazo en barquinazo.

Tras cada fracaso, los técnicos se fueron. Pero el que los designó sigue. Cuando Cavallo se fue tras sus desatinos, detrás de él se fue De la Rúa, el desatinado que lo nombró.

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