Resonó en todo el país la decisión del juez de Santa Rosa de Calamuchita Ricardo Gigena, de perdonar la multa a dos personas que circulaban en su moto sin llevar cascos, alegando que esta es una decisión personal que puede tomarse y que no afecta a terceros.
El magistrado sostuvo que "El uso del casco o cinturón de seguridad en personas mayores comprende la intimidad, la conciencia, el derecho de disponer de sus actos, de su obrar, de su propio cuerpo, de su vida, en ejercicio de su libertad".
Me parece más que interesante que un juez se rebele contra las hiperregulaciones. Pero allí hay que separar dos asuntos.
Como trato de cuidar mi vida, jamás voy en auto sin colocarme el cinturón de seguridad. Pero es una decisión absolutamente personal. Me subleva que ello sea obligatorio. Cada cual que se mate como quiera.
Aunque creo que la obligatoriedad de uso del casco por parte de los motociclistas es un tema aparte. Si sólo se tratara de que, ante un choque, queden sus sesos desparramados, no me preocuparía.
Pero el problema no se limita a eso. Involucra a los demás. Recibir una piedra que sale disparada puede llevarlos a una maniobra riesgosa para los demás. Entonces ahí sí termina la libertad individual. Puede provocar graves consecuencias físicas y mentales al automovilista que se vea involucrado.
Bien por el juez Gigena, que se atreve a desafiar invasiones a los derechos individuales. Abrió un debate que nos debemos. Pero le erró al tema.
martes, 6 de abril de 2010
viernes, 2 de abril de 2010
2 DE ABRIL: ¿CÓMO PUDIMOS SER TAN PELOTUDOS?
De verdad. Cada año me pregunto ¿Cómo pudimos ser tan pelotudos? Soy clase '62 y zafé de la colimba por número bajo. Sin embargo, me quería anotar como voluntario.
Y el 10 de abril ("si quieren batalla, presentaremos batalla") fui a la Plaza a putear a Alexander Haig. ¡Yo! Tan "pro-yanqui" y "pro-Reagan".
Estábamos electrizados, emocionados, codo con codo: peronistas, radicales, comunistas (había muchísimos), conservadores, socialistas, liberales, independientes... Exaltados, cantábamos la Marcha de San Lorenzo y "El pueblo unido...", todos juntos. ¡Qué manga de pelotudos!
Quiero resaltar dos excepciones: una conocida, la revista Humor, y otra casi ignorada, la de nuestro detestado Bernado Neustadt. En los primeros días del conflicto, Bernie escribió en Ámbito una columna muy crítica (dentro de lo que se podía). Además, tuvo una clarividencia notable. Después se llamó a silencio sobre el tema. Creo que es justo reconocerle una (aunque sea una) actitud digna. Porque los demás estábamos convertidos en una manga de pelotudos.
Y el 10 de abril ("si quieren batalla, presentaremos batalla") fui a la Plaza a putear a Alexander Haig. ¡Yo! Tan "pro-yanqui" y "pro-Reagan".
Estábamos electrizados, emocionados, codo con codo: peronistas, radicales, comunistas (había muchísimos), conservadores, socialistas, liberales, independientes... Exaltados, cantábamos la Marcha de San Lorenzo y "El pueblo unido...", todos juntos. ¡Qué manga de pelotudos!
Quiero resaltar dos excepciones: una conocida, la revista Humor, y otra casi ignorada, la de nuestro detestado Bernado Neustadt. En los primeros días del conflicto, Bernie escribió en Ámbito una columna muy crítica (dentro de lo que se podía). Además, tuvo una clarividencia notable. Después se llamó a silencio sobre el tema. Creo que es justo reconocerle una (aunque sea una) actitud digna. Porque los demás estábamos convertidos en una manga de pelotudos.
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