Milton Friedman afirmó que no hay un almuerzo gratis, para subrayar que todo tiene un costo. Alguien paga por un regalo, una herencia, un subsidio.
Ahora va a haber “fútbol gratis y para todos”. En primer lugar, eso correría sólo para el área metropolitana. En gran parte del interior, los canales de aire de la Ciudad de Buenos Aires, Canal 7 incluído, sólo los ven quines tienen cable. Y eso lo paga de manera directa cada uno.
Pero ni siquiera es cierto en la zona de la Capital. Por lo mismo que apuntaba el gran economista: no lo pagarán, como hasta hace días, quienes quieran verlo. El dinero saldrá del Estado, es decir, de los impuestos.
Mi amigo Víctor Hugo está muy entusiasmado con esta nueva posibilidad. Por supuesto que coincidimos en que el contrato ahora denunciado era una estafa. Pero él cree de verdad que el Gobierno (que en la Argentina es igual al Estado) hasta va a recaudar un muy buen dinero. Negocio para todos: la AFA, los clubes, los hinchas, los televidentes, el Gobierno y, de manera más amplia, el Pueblo.
Esto, quizás sería posible en un país normal. Pero sabemos que en la Argentina, tanto gobernantes como dirigentes de fútbol son afectos a gastara más dinero del que se puede o se debe. Y cuanto más tienen, más gastan.
Los 600 millones de pesos que aportará el Estado, serán pagados mediante un anticipo de 97 millones -a la firma del convenio- y once cuotas iguales durante el año. ¿De dónde saldrá el dinero? Misterio. Pero, casualidad o no, fueron 97 los millones de pesos que fueron derivados hace días al Sistema Nacional de Medios Públicos por la disposición 104/09 del Gobierno.
El contrato roto, del que Grondona dijo en 1991: “¿Por qué tengo que hacer una licitación? ¿A quién le tengo que rendir cuentas, si la AFA es un ente privado?”, cosa que me repitió en Radio Colonia en 2003, era vergonzoso. Eso está claro. Pero también está claro que a la dirigencia del fútbol argentino, integrada, salvo por escasísimas y honrosas excepciones, por una caterva de ineptos y corruptos, no hay dinero que le alcance.
Botón de muestra: Hace unos años, River le pagó 500.000 dólares al representante de Ortega para que lo convenciera de pegar la vuelta cuando no daba pie con bola en Italia. Imagino el trabajo que le habrá costado ¿no?
Hace justo diez años Grondona se comprometió a que el Tribunal de Cuentas de la AFA iba a controlar cada trimestre los balances de los clubes. Jamás ocurrió. Ahora tomó el mismo compromiso ante la Presidente de la Nación. ¿Cumplirá? ¿Qué harán los clubes con este crecimiento de sus ingresos? Si se da lo que Víctor Hugo cree ¿qué hará este Gobierno con el crecimiento de sus ingresos?
Una más. Por esta futbolandia en que se convertirá Canal 7 fue suspendida sin fecha la maratón que desde hace muchos años se organiza en beneficio de la Fundación Favaloro. Algo un poquito más importante. Creo.
jueves, 20 de agosto de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
NO ES PERSONAL, ES POR NEGOCIOS
Ahora resulta que la ruptura es sólo en parte. La AFA seguirá asociada al Grupo Clarín en las transmisiones del ascenso. ¿El grupo es el diablo o sólo para la primera división?
Esto me hace recordar dos hechos clave de cierta historia oscura de los Estados Unidos, aunque aquí la cronología sea distinta: la Masacre de San Valentín y la “Cumbre” de Apalachín. Como no me gustan los lectores pasivos, quienes no sepan de qué se trata, búsquenlo. Cualquier parecido con la realidad argentinaa, futbolera y televisiva actual ¿es pura coincidencia?
Un punto de interés para los periodistas. Se han echado a rodar muchos nombres para encarar las transmisiones. ¿Alguien piensa que podrá estar alguno que reciba el pulgar hacia abajo del Capo de la calle Viamonte?
Esto me hace recordar dos hechos clave de cierta historia oscura de los Estados Unidos, aunque aquí la cronología sea distinta: la Masacre de San Valentín y la “Cumbre” de Apalachín. Como no me gustan los lectores pasivos, quienes no sepan de qué se trata, búsquenlo. Cualquier parecido con la realidad argentinaa, futbolera y televisiva actual ¿es pura coincidencia?
Un punto de interés para los periodistas. Se han echado a rodar muchos nombres para encarar las transmisiones. ¿Alguien piensa que podrá estar alguno que reciba el pulgar hacia abajo del Capo de la calle Viamonte?
martes, 11 de agosto de 2009
NADIE TIENE SOMBRERO BLANCO
Cuando éramos chicos, las cosas estaban claras: en los westerns, el malo tenía sombrero negro y el bueno, blanco.
En esta guerra por la televisación del fútbol no hay buenos. Y mucho menos, inocentes. El negocio comenzó cuando Grondona, como siempre sin licitación alguna, firmó el primer contrato con una empresita que alquilaba dos pisos en un modesto edificio en la calle Libertad: Torneos y Competencias.
Pero esa empresita tenía un genio: Carlos Ávila, a quien se le ocurrió la original idea de trasnmitir partidos de fútbol por televisión. Cuando se le preguntaba a Grondona, notable presidente de la AFA que vivía en Sarandí, si eso no iba a afectar la alfuencia de público a los estadios decía que no porque no iban a dar el partido completo, sino un compacto.
Después vendría el “con pacto”. La empresita hasta llegó a tener una oficina en la AFA. Digitaba el fútbol argentino, mientras Grondona se dedicaba a ser “vicepresidente del mundo”, con residencia en Zurich y domicilio en Puerto Madero.
El negocio crecía. Del pobre ATC pasó al Canal 9 de Romay, fugazmente a Telefé y por fin recaló en Canal 13, del Grupo Clarín. Comenzaron más y más asociaciones y el negocio crecía. Para todos menos para los clubes cuya dirigencia, por otra parte, se dedicaba a fundirlos con fervor inusitado. Sobran los dedos de una mano para contar las excepciones dentro de esa dirigencia.
1991 fue un punto de inflexión: llegó el adelantado de los viernes, transmitido de manera codificada para toda el a´rea que quedaba fuera del radio de 60 kilómetros de donde se disputaba. Allí empezó el negocio satelital. Nacieron TSC (Televisión Satelital Codificada) y TRISA (Tele Red Imagen). Ambas pertenecen por partes iguales a Torneos y Clarín. En ese entonces había multitud de cables indendientes. El partido de los viernes se le vendía sólo a uno de ellos en cada distrito, generado una competencia desleal. Los abonados se pasaban a ese para poder ver el fútbol. En el interior esto incluía “Fútbol de Primera” que, a diferencia de lo que ocurría en el área metropolitana, sólo se podía ver por cable.
Durante años Grondona repetía que no había mejor negocio en el mundo, ya que la AFA recibía el 40% de los ingresos brutos de la televisación. Dicho así tenía razón. Pero ¿sobre qué base se calculaba? Al año siguiente le vendieron el “codificado” a todos los cableoperadores. Pero con un detalle: le entregaba un paquete que incluía el encuentro de los viernes, dos partidos del Torneo Nacional de Ascenso de básquet y un programa especial. El diablo se esconde en los detalles. De ese “combo”, la AFA cobraba el 40% del monto correspondiente al fútbol, que era lo más barato. La tele cobraba una propoción mucho mayor por el resto del paquete. Nacía la trampa, consentida por el ingenuo ferretero y avalada por el resto de la dirigencia. Dirigencia cómplice del gran traficante de favores que es "Don Julio".
Llegaron los sucesivos “adelantos” de dinero de la televisión a clubes cada vez más endeudados. Llegaron las sucesivas prórrogas del contarto que llegó a extenderse hasta el año 2014. Llegaron los sucesivos y enormes adelantos económicos de Torneos y Grondona. Casualidades temporales.
Hasta que, de golpe, después de tantos años, el pobre Julio se dio cuenta de que había gato encerrado. Que había que hacer una auditoría de la cantidad de abonados al cable.
El jueves lo llamé para combinar hacerle una nota en mi programa de radio (va chivo: PASANDO FACTURA, sábados a las 12, por FM Continental 104.3). La charla comenzó así:
No voy a hablar. Leé lo que va a salir en 15 minutos en la página de la AFA que es toda la verdad.
Si, pero en radio, no es lo mismo que yo lo lea a que lo diga usted en su voz. Y que, si quiere se defienda de lo que tengo para decir.
No es para que lo leas es para que te informes. Porque ustedes hablan sin saber.
Jamás hablé de lo que desconozco por eso quiero que charlemos al aire.
No voy a hablar. Vos esperá al martes que va a haber una bomba.
Sí, pero el martes va a salir en todos los programas y yo no tengo hasta el sábado.
¿Por todos los programas? ¡Por todo el mundo va a salir!
Bueno, más aún.
Ya te dije que no y vos me seguís insistiendo.
Si no insistiera no sería periodista.
¿Y por qué te voy a hacer un favor si vos nunca me defendiste?
Primero que no es un favor, sino una entrevista. Si quiere habla y si no, no. Y más importante: soy periodista, no abogado defensor, y usted sabe que suscribo la mayoría de las críticas.
Lo que sé es que yo hoy me voy a dormir tranquilo y vos te quedás con la pistola adentro.
Después de semejante barbaridad la conversación se calentó hasta el final.
Mientras tanto, los medios tan adictos al pope de la AFA, se dieron vuelta en defensa del negocio y auguraban problemas para los dirigentes que se animaran a romper el contrato.
Como saben todos, hoy lo van a romper, con Néstor esperando. No hay buenos en esta historia.
En esta guerra por la televisación del fútbol no hay buenos. Y mucho menos, inocentes. El negocio comenzó cuando Grondona, como siempre sin licitación alguna, firmó el primer contrato con una empresita que alquilaba dos pisos en un modesto edificio en la calle Libertad: Torneos y Competencias.
Pero esa empresita tenía un genio: Carlos Ávila, a quien se le ocurrió la original idea de trasnmitir partidos de fútbol por televisión. Cuando se le preguntaba a Grondona, notable presidente de la AFA que vivía en Sarandí, si eso no iba a afectar la alfuencia de público a los estadios decía que no porque no iban a dar el partido completo, sino un compacto.
Después vendría el “con pacto”. La empresita hasta llegó a tener una oficina en la AFA. Digitaba el fútbol argentino, mientras Grondona se dedicaba a ser “vicepresidente del mundo”, con residencia en Zurich y domicilio en Puerto Madero.
El negocio crecía. Del pobre ATC pasó al Canal 9 de Romay, fugazmente a Telefé y por fin recaló en Canal 13, del Grupo Clarín. Comenzaron más y más asociaciones y el negocio crecía. Para todos menos para los clubes cuya dirigencia, por otra parte, se dedicaba a fundirlos con fervor inusitado. Sobran los dedos de una mano para contar las excepciones dentro de esa dirigencia.
1991 fue un punto de inflexión: llegó el adelantado de los viernes, transmitido de manera codificada para toda el a´rea que quedaba fuera del radio de 60 kilómetros de donde se disputaba. Allí empezó el negocio satelital. Nacieron TSC (Televisión Satelital Codificada) y TRISA (Tele Red Imagen). Ambas pertenecen por partes iguales a Torneos y Clarín. En ese entonces había multitud de cables indendientes. El partido de los viernes se le vendía sólo a uno de ellos en cada distrito, generado una competencia desleal. Los abonados se pasaban a ese para poder ver el fútbol. En el interior esto incluía “Fútbol de Primera” que, a diferencia de lo que ocurría en el área metropolitana, sólo se podía ver por cable.
Durante años Grondona repetía que no había mejor negocio en el mundo, ya que la AFA recibía el 40% de los ingresos brutos de la televisación. Dicho así tenía razón. Pero ¿sobre qué base se calculaba? Al año siguiente le vendieron el “codificado” a todos los cableoperadores. Pero con un detalle: le entregaba un paquete que incluía el encuentro de los viernes, dos partidos del Torneo Nacional de Ascenso de básquet y un programa especial. El diablo se esconde en los detalles. De ese “combo”, la AFA cobraba el 40% del monto correspondiente al fútbol, que era lo más barato. La tele cobraba una propoción mucho mayor por el resto del paquete. Nacía la trampa, consentida por el ingenuo ferretero y avalada por el resto de la dirigencia. Dirigencia cómplice del gran traficante de favores que es "Don Julio".
Llegaron los sucesivos “adelantos” de dinero de la televisión a clubes cada vez más endeudados. Llegaron las sucesivas prórrogas del contarto que llegó a extenderse hasta el año 2014. Llegaron los sucesivos y enormes adelantos económicos de Torneos y Grondona. Casualidades temporales.
Hasta que, de golpe, después de tantos años, el pobre Julio se dio cuenta de que había gato encerrado. Que había que hacer una auditoría de la cantidad de abonados al cable.
El jueves lo llamé para combinar hacerle una nota en mi programa de radio (va chivo: PASANDO FACTURA, sábados a las 12, por FM Continental 104.3). La charla comenzó así:
No voy a hablar. Leé lo que va a salir en 15 minutos en la página de la AFA que es toda la verdad.
Si, pero en radio, no es lo mismo que yo lo lea a que lo diga usted en su voz. Y que, si quiere se defienda de lo que tengo para decir.
No es para que lo leas es para que te informes. Porque ustedes hablan sin saber.
Jamás hablé de lo que desconozco por eso quiero que charlemos al aire.
No voy a hablar. Vos esperá al martes que va a haber una bomba.
Sí, pero el martes va a salir en todos los programas y yo no tengo hasta el sábado.
¿Por todos los programas? ¡Por todo el mundo va a salir!
Bueno, más aún.
Ya te dije que no y vos me seguís insistiendo.
Si no insistiera no sería periodista.
¿Y por qué te voy a hacer un favor si vos nunca me defendiste?
Primero que no es un favor, sino una entrevista. Si quiere habla y si no, no. Y más importante: soy periodista, no abogado defensor, y usted sabe que suscribo la mayoría de las críticas.
Lo que sé es que yo hoy me voy a dormir tranquilo y vos te quedás con la pistola adentro.
Después de semejante barbaridad la conversación se calentó hasta el final.
Mientras tanto, los medios tan adictos al pope de la AFA, se dieron vuelta en defensa del negocio y auguraban problemas para los dirigentes que se animaran a romper el contrato.
Como saben todos, hoy lo van a romper, con Néstor esperando. No hay buenos en esta historia.
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