martes, 11 de enero de 2011

ADIÓS A LA INFANCIA

Un día se fue el Gran Martín, el Titán. Otro día, el Gordo Muñoz quien, si bien me encontraba en las antípodas, también era un pedazo grande de mis recuerdos.

Hoy se fue la última, Y la única. Debimos decirle adiós a María Elena Walsh. Pero con ella no se fue sólo lo que, a los 48, nos quedaba de infancia. También la adolescencia y la adultez. María Elena no sólo fue Dailan Kifki, la "Canción para Tomar el Té" o "La Vaca Estudiosa". Fue la integridad que apreciamos años más tarde. La capacidad de escribir para chicos y para grandes. Y para ambos a la vez. Aún sabiendo de su enfermedad y que los cementerios están llenos de imprescindibles, hoy el dolor me desborda.

Era el rito compartido con mi hija de escucharla a las 7 en el programa de Magdalena. Pero aquí no se acaba. Nos queda un enorme legado. De canciones, de libros y de ética.

¡Gracias por todo, María Elena! Para nosotros, seguirás cantando como la cigarra.